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Jolín, qué nervios. Ya estoy viendo al honorable Jordi, como un pequeño Churchill, convocando a la nación para la larga batalla de sangre, sudor y lágrimas que nos espera. El problema es que el único ejército que existe en Cataluña va por la vida desarmado, y, claro, así es muy difícil luchar contra ese ejército español, que se nutre de sudacas, sargentos chusqueros y cabras legionarias, pero que puede presentar una estrategia militar algo más agresiva que el melifluo tiki-taka.